Redebeitrag zur No Lager!-Tour
Queridos y queridas residentes de Langenort, amigos, amigas y seguidores y seguidoras.
Hoy nuestro tour llamado “NO a los campos” (NoLager-Tour) está aquí en Langenort porque exigimos igualdad de derechos y condiciones de vida para todas las personas, sin importar cuál sea su nacionalidad o su estado legal de residencia.
Nos oponemos al alojamiento de personas en campos de refugiados, y aclararemos nuestra crítica en el siguiente discurso.
Exclusión
Todos podemos ver la exclusión física aquí hoy. Un lugar apartado de la ciudad, en una zona industrial muy poco atractiva. Este no es un lugar para que la gente viva.
Y peor aún es la exclusión psicológica. Vivir aislado, sin contacto con otras personas, en un entorno extranjero, donde alguna poderosa institución decidió ponerlo.
Controlar
Para mantener bajo control a 70 millones de personas en todo el mundo que perdieron sus hogares, se necesitan muros, vallas, fuerzas de seguridad y burocracia.
El control es más eficaz cuando puede mantener a las personas bloqueadas en un lugar específico. Ustedes deben soportar tal control aquí mismo, todos los días: requisito de identificación, guardianes, control de visitantes, entre otros. Los residentes de Langenort tienen que registrarse cada vez que quieran salir y entrar a este espantoso lugar. Y realizan un seguimiento de sus movimientos.
Sin privacidad
Un campo de refugiados significa que no hay privacidad para nadie, no hay ningún espacio seguro donde poder retirarse, ni ningún lugar para la individualidad y la creatividad.
Las personas de este campo se convierten en objetos. Se les niega el deseo muy humano de ser un individuo, de ser un sujeto de su propia vida.
Daño a la salud
Un campamento también significa que se pone en riesgo la salud de las personas que viven allí. Físicamente, como lo vemos ahora mismo durante la pandemia de Corona, y psicológicamente, porque niegan el contacto humano.
Y también socialmente, porque la población mayoritaria llega a ver a los residentes de los campos de refugiados como extranjeros, como un equipaje, y también como dependientes, en constante necesidad de ayuda.
Estamos llegando al punto principal:
Las personas que son encerradas en campamentos son apartadas de la sociedad normal como forajidos inútiles.
Y eso hace que sea más fácil eliminarlos. No te sientes responsable de "ellos".
Y eso facilita la deportación.
Los políticos y burócratas aprendieron que las deportaciones silenciosas y sin problemas son mucho más fáciles si deportas a personas de un campo aislado.
De lo contrario, se enfrentan a la resistencia de la población. Lo hemos visto mil veces: aquellos que viven entre la población en general y se convierten en parte de la sociedad no pueden ser removidos y deportados fácilmente.
Los numerosos actos de resistencia contra las deportaciones de las comunidades eclesiásticas y de las escuelas lo demuestran: sólo cuando se etiqueta a las personas como extranjeras, como un equipaje, se las puede poner en un avión como un objeto y enviarlas a un futuro incierto.
¿Qué significa esto para nosotros?
Cuando negamos a las personas su dignidad humana, y eso es lo que hace un campamento, perdemos nuestra propia dignidad.
Nosotros, como alemanes, a lo largo de nuestra historia, aprendimos esa lección dolorosamente. Los valores de nuestra sociedad están destrozados y, al final, desapareceràn por completo si seguimos permitiendo la existencia de tales campos.
No hay ninguna legitimación democrática para los campos. Es de nuestro propio interés abolirlos de inmediato. De lo contrario aboliremos nuestra propia sociedad y sus valores.
Por eso exigimos:
- No a los campamentos! ¡NO Lager! En ninguna parte, de ninguna manera, nunca.
- Integración de los residentes de los campamentos en viviendas normales, adecuadas para el ser humano.
- Un trato respetuoso de todos los que llegan a Alemania. Porque es un derecho humano ir y venir.
- El derecho a abrir las fronteras. Nosotros, como alemanes, con el pasaporte “correcto”, lo consideramos natural y obvio, pero para las personas detrás de estos muros es solo un sueño. Un sueño que necesita hacerse realidad.
Esto solo es posible con nuestra solidaridad, nuestra ayuda y nuestro apoyo a la lucha radical contra el sistema global de campos de refugiados.